sábado, 12 de septiembre de 2009

Secuencia didáctica enmarcada en una investigación sobre la incidencia de la actividad metaverbal en la enseñanza de la argumentación oral, en niños de tercer grado de básica primaria
María Alejandra Arias Murillo
Daniel Tolmos Saponara

Dirigida por: Mauricio Pérez Abril
Grupo de Investigación Pedagogías de la Lectura y la Escritura
Facultad de Educación: Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá-Colombia 2006.

Secuencia Didáctica para el Desarrollo de la Argumentación Oral

Algunos Referentes Teóricos

La Oralidad

La presente investigación propone que la expresión oral también ser enseñada, y puede permitir una mayor participación en la democracia, ya que desarrolla la capacidad de argumentación y expresión estructurada de las ideas: "La argumentación puede considerarse como un diálogo con el pensamiento del otro para transformar sus opiniones" (Dolz, 1993). Si hay un diálogo con "otro", hay sociedad, y si, además, se busca "transformar" la opinión de ese otro, también hay democracia.

Walter Ong propone algunas características de la expresión y el pensamiento de las culturas orales:

a) Aditiva antes que subordinada: tienen carácter pragmático, pues se dirigen a la convivencia del hablante.

b) Acumulativa antes que analítica: la abundancia de epítetos, frases o palabras facilitan la memorización del discurso. La escritura los aborrece por considerarlos repetitivos y cacofónicos.

c) Redundantes o "copiosos": la repetición de lo dicho como única forma de mantener tanto al hablante como al oyente "sintonizados", de allí que se estimule la fluidez, el exceso, la verbosidad, lo que los retóricos llaman "copia".

d) Conservadoras y tradicionalistas: para que el conocimiento trasmitido se conserve a través de los siglos, las culturas orales deben ser muy repetitivas, lo que las hace altamente tradicionalistas y conservadoras de la mente (lo cual, hasta cierto punto, reprime la innovación intelectual). Sin embargo, la oralidad narrativa del discurso oral es transmitir los mismos contenidos de manera diferente a los públicos de épocas distintas.

e) Cerca del mundo humano vital: las culturas orales hacen referencia a la cotidianidad del ser humano y al contexto de vida.

f) De matices agonísticos: la narración oral enmarca el contexto de luchas, violencia y de descripciones entusiastas.

g) Empáticas y participantes antes que objetivamente apartadas: el aprendizaje se logra por una identificación comunitaria, empática y estrecha con lo sabido.

h) Homeostáticas: viven en un presente que mantienen en equilibrio; el significado de cada palabra depende del momento que se vive.

i) Situacionales antes que abstractas: tienden a usar los conceptos en marcos y referencias situacionales y operacionales abstractos en el sentido de que se mantienen cerca del mundo vital.

j) Valor de la escritura: sin la escritura la conciencia humana no podría alcanzar su valor más pleno, no podría producir otras creaciones intensas y hermosas. En este sentido, la oralidad debe y está destinada a producir la escritura, y la escritura, a su vez, potencializa la oralidad; así sucedió en la historia.

Durante mucho tiempo, el fin de la escritura no era reducir la oralidad, sino intensificarla, posibilitando la organización de los "principios" o componentes de la retórica en un "arte" científico.

El poder de la escritura frente a la oralidad pura era que aquélla permitía volver, reflexionar, analizar los discursos planteados. En la historia, la retórica se constituyó en el arte elaborado, en la manifestación suprema y elaborada de la oralidad, todo ello gracias a la escritura.

k) Comparación de la evolución de la oralidad con el desarrollo del niño: la oralidad del niño en su primera infancia es básica y elemental. Una de las características de los discursos infantiles son las mismas que se señalan en la oralidad primaria y, teniendo como base esta oralidad poco estructurada, los niños ingresan a la escuela y muy rápidamente aprenden a escribir; se les enseña a expresarse por medio de la escritura y se les aparta de su expresión oral, entonces, los niños no solamente no elaboran sus discursos orales, sino que además se les permite escribir como hablan. Sus primeros textos son auditivos, acumulativos, redundantes, giran en torno a su mundo vital, etc. Tienen secuencia de oraciones conectadas por expresiones como "y" y "entonces".

Para Ruiz (1997), el diálogo y la conversación (la oralidad) son de vital importancia en el aula de clase desde la educación primaria. Pero más que esto, es importante desarrollar en los niños la escucha como producto de la comunicación. Mucho antes, incluso, de que el niño aprenda a hablar, ha escuchado, ha interiorizado palabras, significados, ideas, gestos que va interpretando a lo largo de su crecimiento. Es de esta forma cómo el niño o la niña se relacionan con el mundo, se conectan, se refieren a él.

Cuando ya puede hablar, usa el lenguaje, la palabra, para hablar de sí mismo y para hacerse entender. Incluso, el autor afirma que a esta edad temprana, "el niño ya relata, explica, argumenta, hipotetiza, predice, pregunta, aclara, opina.... Claro está, esto lo hace con los rasgos propios del desarrollo lingüístico y experiencial que su entorno le ha permitido en los pocos años de vida que aún tiene. Hasta el fin de la educación primaria deberá dar muchos pasos en su dominio de la lengua oral" (Ruiz, 1997).

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